El Yoga además de ejercitar la musculatura, ayudará a relajar, liberar tensiones y conectar con el bebé. Conoceremos cuáles son los beneficios de realizar esta actividad durante la gestación y qué precauciones se deben tomar.
El yoga es una técnica milenaria proveniente de la India cuyo significado en español es «unir». Yoga significa unión de cuerpo, mente y espíritu a través de ejercicios físicos y mentales.
La combinación de yoga y otros ejercicios cardiovasculares como caminar o nadar, son ideales durante el embarazo, no sólo porque te mantienen en forma, sino que también fortalecen la musculatura, dan mayor flexibilidad a las articulaciones, mejora la circulación, dan fuerza y vitalidad.
El yoga también ayuda a mejorar la respiración y a relajarse, dos beneficios muy útiles para cuando llegue el día del parto.
Uno de los pilares del Yoga es la respiración. La base de la misma, es respirar profundamente por la nariz de manera muy lenta hasta llenar los pulmones de aire y luego exhalar hasta soltarlo totalmente.
La relajación facilita el progreso natural del trabajo de parto y en consecuencia el mismo es mucho más corto y menos doloroso.
La práctica de esta disciplina aporta mayor fuerza y elasticidad a los músculos y articulaciones de la región pélvica, así como también ayuda a fortalecer dorsales y pectorales, que favorecen la postura de la madre durante los últimos meses del embarazo y el período de lactancia.
Con la práctica de los ejercicios respiratorios, se mejora el aporte sanguíneo tanto a la madre como al bebé, se logra un estado de relajación que contribuye el equilibrio psíquico y esto redundará en una mejor vivencia en el parto.
Por Dra. Mariela Villar. Directora Embarazo Activo®