La práctica del Yoga en el Embarazo

Desde la concepción se desencadenan numerosos cambios internos, un gran intercambio de hormonas.

Las hormonas son mensajeros químicos por glándulas endocrinas y por la placenta. Actúan coordinadas con el sistema nervioso, garantizan el perfecto funcionamiento de los órganos, llevan a delante el embarazo, el parto y la lactancia. Muchos de los cambios físicos y psíquicos son debidos a las secreciones hormonales.

A raíz de este gran juego hormonal que se desencadena, hay cambio en un orden físico, psíquico y emocional. Las exigencias de la vida actual hacen que ya la mamá no esté tan tranquila esperando a su bebé, sino con muchas actividades y preocupaciones. Por este motivo es muy importante que realice actividad física.

El yoga es una actividad que resulta altamente recomendable para acompañar este período de la vida, siempre que la mamá la elija y realice a conciencia, con compromiso y placenteramente.

Las asanas

Las asanas son posturas que sirven para prevenir y recuperar tanto problemas físicos como metabólicos -tienen influencia sobre el sistema endocrino- responsable del equilibrio integral en nuestro organismo.

Estas asanas van acompañadas con la respiración y tienen como característica ser armoniosas, con movimientos suaves, lentos, relajados y conscientes.

La embarazada no es una persona enferma, su cuerpo y su mente están perfectamente adaptados a esta función. La mujer en este momento de la vida se encuentra en su plenitud.

Si tiene molestias, la mayoría son por las propias exigencias de la vida diaria. Sí hay que tener muy en cuenta los cambios que el organismo va a presentar y exigen un cuidado especial.

La pelvis tiene cuatro articulaciones principales, unidas por ligamentos, éstos hacen que la articulación tenga un movimiento limitado, pero en el embarazo el juego de las articulaciones aumenta, por la secreción de la hormona Relaxina. Esta relación de flexibilidad aumentada en las articulaciones desempeña un papel muy importante en el momento del parto.

 

Por Dra. Mariela Villar. Directora Embarazo Activo®